Huellas francófonas por acá y por allá...

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Todos conocen algo de esta declaración y de su representación visual, las cuales se encuentran en cualquier libro de historia francesa. La declaración es un texto fundamental que demuestra la influencia de los pensadores europeos y más precisamente los valores del Siglo de las Luces.

Se trata entonces de un primer paso asegurado de esas ideas en el ámbito político y sobre todo en el ámbito jurídico. De hecho la declaración fue integrada a la constitución francesa redactada en 1791 como prefacio y toma así un valor de ley constitucional que los diputados entienden como universal y siempre válida. Se aprueba el 26 de Agosto 1789 por la Asamblea nacional constituyente compuesta de los diputados de los tres Estados que participaron de los Estados generales. 

El primer y bien conocido artículo de la declaración dispone que "los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos", lo que subraya las necesidades de la sociedad francesa en aquella época en términos de justicia y también pone de relieve el deseo de acabar con la legitimidad de los reinos monárquicos. La libertad de cada uno es sólo uno de los derechos inviolables que la declaración asegura. También se destaca el derecho a la propiedad, el derecho a la seguridad y los simbólicos derechos de resistir a la opresión y de oponerse a la tiranía como elementos fundamentales de la declaración. 

Hasta hoy en día estos principios legales son la base de muchas constituciones y siguen influyendo en los sistemas jurídicos de los países a través del mundo, a veces sin tomar en cuenta las especificidades culturales locales. También no debemos olvidar que el alcance de la declaración se limitaba ni siquiera a la mitad de la población francesa puesto que las mujeres no podían disfrutar de estos derechos. 

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La déclaration des droits de l'homme et du citoyen. 1789

Tout le monde connaît plus ou moins cette déclaration et sa représentation visuelle que l'on retrouve dans tous les livres d'histoire française. La déclaration est un texte fondamental qui marque l'influence des penseurs européens et plus particulièrement celle de l'esprit du siècle des Lumières. 

Elle est donc un  premier pas assuré de ces idéaux dans la sphère politique et surtout juridique. En effet la déclaration a été intégrée à la constitution française rédigée en 1791 comme préambule et prend donc valeur de loi constitutionnelle que les députés veulent universelle et  perpétuellement valable. Elle est approuvée le 26 août 1789 par l'Assemblée nationale constituante formée des députés des trois ordres qui participèrent aux États Généraux. 

L'article 1er de la déclaration, bien connu, stipule que « les hommes naissent et demeurent libres et égaux en droit » ce qui souligne les besoins de la société française à cette époque en matière de justice et le désir de mettre fin à la légitimité des règnes monarchiques. La liberté de chacun n'est pas le seul droit inviolable que la déclaration prétend assurer. Le droit à la propriété, à la sécurité et les symboliques droits de résister à l’oppression et de s'opposer à la tyrannie sont aussi les pierres angulaires du texte. 

Encore de nos jours ces principes légaux sont la base de nombreuses constitutions et continuent d'influencer les systèmes juridiques nationaux autour du monde, parfois sans prendre en compte les spécificités culturelles locales. De plus, nous ne devons pas oublier que la portée de la déclaration était limitée et n'incluait pas la moitié de la population française puisque les femmes ne pouvaient pas jouir de ces droits.